viernes, julio 17, 2009

Confieso el pecado


A veces uno cae.

Tropieza.

Y así es uno, débil.

120 gramos de chocolate Orly en una sentada (no se llamaban Capri?). Es que rellenos con naranja me matan.

El pecado de la gula, ¿estará en el decálogo de Moisés?

Fue en el transcurso de una canción, de esa que canta la Gloria Stefan, los años que me quedan.

El chocolote endulza las venas dicen. Yo ya pasé los 100 kg.

Y eso me preocupa: el chocolate derretido en mis dedos quizás me obligan a comprarme otro.

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