Sin vista al mar, asi es mi casa. Pero miro la parte superior del segundo piso del vecino, al fondo los pinos, y sé que más abajo está el mar.
Estoy en el lugar justo a las 9 am de un sábado.
Un rico turrón me recorre los molares, un chincol hace su ruido entremedio de los arbustos del jardín.
Estoy en el lugar justo a las 9 am de un sábado.
Un rico turrón me recorre los molares, un chincol hace su ruido entremedio de los arbustos del jardín.
Todo bien, los pies están frescos en sandalias, como mi mente, hacía falta apoderarme de este lugar que me recarga.
Las cosas se ven auspiciosas este año, aunque una novela inconclusa que escribo de hace diez años no sale completa de la mente, se distorsiona, y reflota otra al estilo Bridget Jones.
Hum, escribir, este placer que me confunde a veces.